Hacer huelgas y hacer amigos
Ramon Marc Bataller

Cuando se acercan ciertas fechas, asoman las huelgas en los aeropuertos. Igual como germinan las del transporte público cuando hay grandes acontecimientos en una ciudad. Curiosamente, las huelgas florecen siempre en momentos muy inoportunos para la mayoría de los ciudadanos. Y quién más quién menos, se acuerda de los huelguistas (y de sus madres) ¿Por qué hay tan poca solidaridad con los trabajadores en huelga? ¿Es por egoísmo o por falta de información?

Informar antes que nada

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Nosotros creemos que no se suele mostrar cariño hacia las huelgas y quienes las convocan por falta de información. A ver, no somos Rousseunianos convencidos de la bondad infinita del ser humano, que nadie se lleve a engaños. Pero nuestra fe en el poder de la comunicación es mucha. El egoísmo es producto de la falta de empatía; y la mejor manera de cultivar la empatía es compartiendo información. Huelguista, presta atención.

El camino a Oz

El mejor consejo que podemos dar a los trabajadores que inician movilizaciones para defender sus derechos laborales es que utilicen la comunicación pública para ejercer un poco de presión y reforzar su posición en las negociaciones. Utilizar la presión social solo cuando el diálogo ya se encuentra estancado es desaprovechar un valioso recurso. Hay que hacer partícipe a la sociedad desde el primer momento. Si vuestros propósitos y objetivos son honorables y justos, ponerlos en conocimiento de la ciudadanía será esa primera semilla para la empatía (la semilla que conseguirá que se comprendan vuestros motivos en el supuesto de tener que forzar una huelga).

En el siglo XXI es absurdo no compartir información. Tarde o temprano (y cada vez es más temprano que tarde) todo acaba saliendo a la luz. Así que compartid vuestra lucha y, de paso, 1) controlaréis lo que se dice de vuestras demandas laborales, y 2) ejerceréis más y mejor presión sobre la otra parte. Compartid también los pequeños avances de cada reunión, el funcionamiento de vuestra empresa, los sueldos, las condiciones en que trabajáis, las posiciones de la parte contraria e incluso los debates internos de la plantilla. Compartidlo todo y la gente estará con vosotros. Mirad si no a Ozzy Osbourne

Compartir es ganar

El principal enemigo de una reivindicación laboral es que la gente piense que no es justa. Esconder vuestra situación, los objetivos, el desarrollo de las negociaciones y los avances de vuestra lucha (hasta que llega la huelga en “días señalados”) solo consigue levantar suspicacias. No os extrañe. Vosotros y vuestro entorno vivís en contacto continuo con vuestra reivindicación, pero el resto de la ciudadanía (aquellos a quién vuestra huelga va a arruinar el día o las vacaciones) no.

La gran mayoría no sabrá que este o aquel colectivo está en lucha por sus derechos laborales si no se lo cuenta nadie. Así que contádselo. Contádselo insistentemente. Y cuando llegue el momento de convocar la huelga (si es que hace falta) la gente pensará “pues claro, lo que piden es justo y la empresa no les está haciendo caso” en vez de los habituales “¿y estos, ahora, qué coño quieren?” o “¿Y yo qué culpa tengo?”.

Estaremos de acuerdo en que tener a la gente de cara o de culo marca una gran diferencia.

Estrategia Vs. Táctica

En marketing está muy claro que estrategia y táctica no son lo mismo. La estrategia planifica y la táctica ejecuta. Y ambas deben trabajar conjuntamente, pues una estrategia sin táctica no es más que una idea (buena, mala o regular), y una táctica sin estrategia que la justifique y la sustente está abocada a los volantazos, la improvisación y, finalmente, el fracaso. Desgraciadamente, en las reivindicaciones laborales sobra táctica y falta estrategia. Entiendo que no todo el mundo tiene la paciencia ni los conocimientos sobre comunicación, reputación y branding como para desarrollar estrategias de información paralelas a una negociación laboral; aunque sí creo que, si los sindicatos están para algo, es precisamente para aconsejar sobre estrategia. ¡Echad una mano, compañeros!

Resumiendo: convocar huelgas en los días en que se va a conseguir molestar al mayor número de personas y encima pretender que toda esa gente se solidarice con tu causa sin antes haberles contado nada sobre tu situación, tu reivindicación y tus objetivos es muy ingenuo. Incluso estúpido y soberbio. ¿O es que queréis que pensemos que la huelga es vuestra primera y única táctica en la negociación? ¿Y que la convocáis en los días que más fastidia porque no tenéis ni capacidad, ni argumentos, ni fuerza para negociar mejores condiciones laborales? Sería una lástima que la gente pensara algo así cuando para tenerla de vuestro lado solo se necesita una estrategia para compartir información. Comunicar holgada, solvente y regularmente.