Los valientes
Ramon Marc Bataller

Decía mi abuelo que “De los cobardes nunca se ha escrito nada”. Lamentablemente, no es cierto. Muchas veces los cobardes escriben su propia historia. Es una forma de asegurar que se hable de ti. Incluso sin motivos. Las marcas, lo mismo.

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Siempre positivo

Las agencias, estudios y consultoras dedicadas al marketing, el branding, la publicidad o el diseño gráfico lo repetimos hasta quedar afónicos: sé valiente. Sin embargo, la cantidad de marcas que se deciden a ser definitivamente valientes en sus campañas, en su identidad corporativa o en su packaging es más bien poca. Lo cierto es que lo habitual en el ecosistema de marcas (de gran consumo, de pymes, de multinacionales, de corporaciones…) es una postura más bien conservadora.

En vez de indagar en los motivos de esta postura (cosa que me encantaría hacer pero sería largo y espinoso) vayamos a un enfoque más positivo. Vamos a aplicar a este asunto las lecciones que la vida nos ha dado a todos.

Esa chica…

El consejo de cualquier colega cuando te gusta una chica (perdonad que el ejemplo sea en masculino; es que soy hombre) es que se lo digas. Raro es el caso en que el consejo es “cállate; no le digas nada”, “estás loco si expresas lo que sientes” o “sigue jugando con el Lego; sigue siendo un niño”. Incluso si la consulta es familiar, cualquier padre, madre, prima, primo, hermano o hermana te aconsejará lo mismo. El resumen (la sabiduría del refranero popular es infinita) es maravilloso: “el no ya lo tienes”. Las marcas, lo mismo.


Volar del nido

Qué bien se vive en casa de los padres. Un plato en la mesa, una nevera que se llena sola como por arte de magia, el armario siempre al día, la deliciosa ignorancia sobre las reservas de detergente, papel higiénico o pasta dentífrica, el desconocimiento del significado real de la palabra “recibo”… Pero, en fin, hay que echar a volar en algún momento, ¿no? No solo por intimidad sino también por respeto a uno mismo. Y porque el verdadero crecimiento empieza después de dar ese paso, abandonar la zona de confort y huir de la molicie. Pues las marcas, lo mismo.


Riesgo y triunfo

Cualquiera que haya practicado un deporte lo sabe. Incluso si tu acercamiento ha sido amateur. No hace falta ser deportista profesional para percatarse de que solo se consiguen resultados probando aquello que nunca antes has probado. E incluso cuando ya dominas tu juego de piernas, el arco-iris o el ollie north sientes la necesidad de encontrar un nuevo truco. Porque cuando ya has usado el truco algunas veces, deja de tener gracia y se convierte en aburrido. Una vez más, las marcas, lo mismo.


El pelotazo

Y finalmente, la lección más sensata, madura y razonable de la vida (y de tus padres): los logros nacen de la cultura del esfuerzo. Para conseguir algo más hay que persistir más, trabajar con más empeño y perseguir metas con más denuedo. Porque conseguir lo mismo de siempre es no conseguir nada.

Para las marcas, ya sabes…