Arte-finalista, ¿eso se come?
Mario Sánchez

Si conoces a alguien incapaz de soportar que todos los objetos a su alrededor no estén perfectamente alineados, que corrige todos los errores ortográficos que encuentra o que se arrancaría los ojos al ver una palabra solitaria al final de un párrafo, entonces es posible que ya conozcas a un arte-finalista.

arte-finalista diseñador preimpresión orden Vibranding

Otras pistas para reconocernos: en un supermercado somos ese tipo que se sulfura al ver el mismo producto colocado en diferentes posiciones en un lineal; somos ese personaje que se da cuenta si has movido algo de su sitio, aunque sea escasos milímetros.

¿Qué hacemos?

Adaptar, corregir y preparar los archivos para una correcta impresión. En el proceso gráfico estamos después de un diseñador gráfico y antes de un pre-impresor. Es un trabajo 100% técnico, pues consiste en revisar imágenes, perfiles de color, sangrados, tipografías, tintas, textos, tramas, troqueles, líneas de pliegue, márgenes, pictogramas, normativas, etc., etc., etc., etc., ¡ETCÉTERA! Poca cosa.

Auto-retrato

Somos los sospechosos habituales. Somos el último eslabón. Hay que ser muy perfeccionista para ser arte-finalista. Si tienes un trastorno obsesivo-compulsivo… ¡este es tu trabajo! La principal misión de un arte-finalista es revisar un archivo después de que haya sido toqueteado por vete tú a saber cuántas personas. Y procurar que tras ese proceso de toqueteo masivo no haya sobrevivido ningún error. ¿Revisar el qué? Pues todo. No te puedes fiar ni de ti mismo. ¿Sabes cuando cierras el coche y aunque ya sabes que lo has cerrado lo vuelves a cerrar 5 veces más por si acaso? Pues aquí pasa lo mismo. Aunque parezca mentira, un archivo tiene mil cosas a revisar, y si ocurre algún error durante la impresión, da igual si ha sido algo que ha hecho el diseñador, el fotógrafo o el propio cliente. Es un error que se te ha pasado por alto a ti y sólo a ti. Ya puedes imaginar quién se comerá el marrón…

Veamos ahora nuestras infinitas facultades.

Bilingüe, trilingüe, multilingüe

Recibimos correcciones y corregimos en todo tipo de idiomas y alfabetos. Como si por arte de magia fuéramos fluidos en rumano de un día para otro. A veces, incluso nos pueden pedir que hagamos la traducción nosotros mismos. A ver… el Google Translate puede colar para trabajos del cole, pero no da para mucho más. Esta situación, curiosamente, si se repite a menudo puede llegar a convencerte que dominas bastante un idioma; hasta que visitas un país donde se habla y la realidad te golpea fuerte: no te enteras de nada.

Viajeros del tiempo

Trabajamos con timings muy ajustados, ¿cómo no? Si el cliente da un total de 10 días para hacer un producto, 9 días serán para lo que sea menos para preparar el arte final. A veces el project manager te pregunta ¿”Ya has empezado con lo que te mandé?”. Y tú, con cara de poker, miras el mail y te das cuenta que se refiere a lo que has recibido hace apenas 1 minuto. Clientes muy exigentes y project managers que están de su parte y no de la tuya. El resto, puedes imaginar cómo acaba. El terreno está abonado para la gran frase: “esto tiene que estar hecho para ayer”.

Miracle men

Lo mejor de este trabajo es la imagen de mago que proyectas. De mago o de nigromante. Puede que recibas un proyecto para empezar tu trabajo. Pero… ¡todavía está en fase de diseño! Es más, ¡hay dudas! Dos diseños diferentes están sobre la mesa. Ninguno es el definitivo. Así que tienes que ir maquetando todos los textos, imágenes y pictogramas, revisar colores, alineaciones, tramas, etcétera. Todo esto en cada uno de ellos (que son diferentes, ¿lo había dicho ya?) y la primera versión de cada diseño es para ya. Porque, ¡oh, magia!, tiene que estar finalizado y enviado para imprenta hoy mismo. “Que esté todo listo y acabado, y ya veremos con cuál nos quedamos”. Voy volando a por el libro de hechizos y conjuros…

Así que si piensas que este trabajo es muy aburrido y tedioso, ¡fíjate lo mucho que nos divertimos los arte-finalistas! Divertidos y satisfechos de ver un trabajo bien hecho y preparado para una perfecta impresión, eso también. Y orgullosos cuando el resultado era justo el que el cliente necesitaba. Alegría infinita para los perfeccionistas.