Caligrafía se define como el “arte de escribir con letra bella y correctamente formada, según diferentes estilos.”
Concretamente, la caligrafía es el resultado del movimiento de la mano sobre el papel. Con una herramienta determinada (una pluma de ave, una caña, plumilla metálica, pincel…), sostenida por la mano del calígrafo que, con ritmo, realiza de un solo movimiento ininterrumpido cada uno de los trazos necesarios para componer cada signo. La caligrafía no admite marcha atrás, ni tampoco retoque, cada trazo quedará tal cual ha salido de la mano del calígrafo. Cada signo que haya realizado el calígrafo será único e irrepetible.
Cuando analizamos un trabajo de caligrafía a fondo podemos llegar a entender y visualizar los movimientos que el escriba ha realizado, el ritmo de escritura, la velocidad, la energía e incluso la dirección de cada trazo.
En definitiva, caligrafía es la letra escrita. Pero, claro, existen diferencias con nuestra escritura cotidiana, aunque también se puede utilizar este término para definir el “conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona, de un documento, etc.”. En el caso de la caligrafía, a diferencia de la escritura cotidiana, debemos prestar atención al modo de ejecución, la velocidad, el ductus y poner todo nuestro empeño en que el resultado sea armónico y bello.
La caligrafía es un proceso analógico. Es cierto que ahora disponemos de algunas aplicaciones que nos permiten realizar “formas caligráficas” o mejor dicho que imitan el resultado de las herramienta caligráficas, pero, durante ese proceso digital, se producen algunos cambios imperceptibles que aunque sean cambios mínimos van a modificar los trazos y gestos que hemos realizado. Por tanto, ¿deberíamos considerar esto como caligrafía, o al menos, en el sentido exacto de la palabra?, habría que matizar.
Lettering
A falta de una traducción literal podemos interpretarlo como letra dibujada (sí, es mucho más cool decir que haces lettering).
Hacer lettering consiste en dibujar letras, no en escribirlas (como en el caso anterior). A diferencia de la caligrafía el lettering puede ser un proceso que se realiza en diferentes fases, podemos empezar por un boceto preliminar o incluso empezar a partir de un trabajo caligráfico y retocarlo o mejorarlo hasta finalizarlo. También tomar como punto de partida una tipografía y enfatizar sus rasgos o cambiarlos en función de nuestras necesidades.
En principio, el lettering tratará de imitar la espontaneidad y frescura de la caligrafía. Pero al contrario que en esta, durante el proceso realizaremos tantos trazos como sea necesario. Podemos corregir, retocar, añadir, borrar… hasta conseguir la forma deseada.
Normalmente, utilizaremos esta técnica para realizar composiciones que contengan pocas palabra o frases cortas que estarán pensadas para una aplicación, un tipo de reproducción y un objetivo concretos. En este caso, también jugarán un papel importante el color y los acabados con los que complementemos nuestra composición ya que nos ayudarán a dar coherencia y reforzar de una forma más directa el mensaje o atributo que queremos transmitir.
En este caso, el del lettering, cada letra o signo puede ser único dentro de la composición o no, teniendo la posibilidad de repetirlos tantas veces como sea necesario o diseñar caracteres únicos y diferentes (por ejemplo haciendo variaciones en las conexiones o ligaduras).
Tipografía
Durante el proceso de diseño de una tipografía se podrían utilizar o podría abarcar las dos disciplinas anteriores comenzando con caligrafía, posteriormente retocando y ajustando esas formas de letras mediante el lettering y finalmente digitalizar y afinar todos los elementos empleando un software de edición de tipos. El resultado final será un sistema modular en el que todos los caracteres o módulos comparten una unidad estilística. Y que comprenda no solo letras y números, sino todos los elementos necesarios para poder codificar cualquier mensaje. Todos estos módulos se combinan dentro del sistema con la misma armonía, sea cual sea la combinación que se utilice. Por lo tanto, el diseñador establecerá ciertos parámetros que se repetirán de manera sistemática en toda la tipografía.
Podemos reproducir la misma tipografía en tantos proyecto y aplicaciones como deseemos y, como en el caso del lettering, la tipografía adquiere todo su significado mediante la armonización de todos los elementos que componen el diseño.
Gracias a los avances de la tecnología podemos utilizar tipografías que disponen de programación OpenType. Esta nos permite crear diferentes diseños para cada carácter y combinarlos de forma que el resultado final puedes parecerse, incluso confundirse, con un trabajo lettering.
Aunque entre las tres disciplinas a veces las diferencias no son del todo claras o se difuminan las fronteras, según el tipo de proyecto en el que estemos involucrados será más conveniente y correcto utilizar una u otra para que el usuario final reciba el mensaje con coherencia, de forma clara y sin interferencias.