Tomarse un café… ¿Te acuerdas? Llámanos nostálgicos, románticos o anticuados, pero la experiencia de compartir una charla y un café sigue siendo única. Es magia social. No hay mejor manera de consolidar una relación. Ya sea personal o profesional. Incluso a distancia.
Nos ha tocado vivir tiempos extraños. O al menos, excepcionales. Claro que no es la primera vez que la humanidad se enfrenta a una situación como la que nos asola. Hemos superado otras pandemias, infortunios, plagas, catástrofes y azotes. Algunos (más de los deseables) provocados por la propia raza humana. Entonces, ¿por qué esta situación es inédita? Es por la Revolución Digital.
Vivir sin unos y ceros
Ya no sabemos. Simplemente. Nuestra sociedad es mayoritariamente tecno-dependiente. La mayor transformación que la digitalización ha traído a nuestras vidas es social. La Revolución Digital no es otra cosa que la posibilidad de comunicarse con un mayor número de personas a mayores distancias y (cada vez más ) a mayor velocidad. Y nos hemos acostumbrado a ello. Es por este motivo que, sin ser la más implacable de las calamidades, esta pandemia nos resulta tan perturbadora. Los efectos psicológicos del COVID son casi tan despiadados como los físicos. Claro que nos vemos y hablamos, pero, ntsch!, no es lo mismo…
Y nuestra fe en la tecnología (como hijos que somos de los unos y los ceros) es inquebrantable. E insistimos en seguir buscando en ella una salida (al menos) reconfortante. El crecimiento de las soluciones tecnológicas para seguir relacionándonos es exponencial. Porque ahora ya nos hemos acostumbrado a vernos más, a hablar más, a contactar más. A estar más cerca. Al menos virtualmente.
Contacto con tacto
Este es el paisaje. Tú (como todos) también formas parte de él. Incluso sabiendo -como sabemos- que esto son soluciones a medias, no vamos a dejar de tomarlas. Con este espíritu hemos hecho un café. Un Buen Café.
Esta es una acción del estudio. Inicialmente era una acción comercial, pero la actualidad la ha convertido en una acción de branding más potente y poderosa de lo que ya era. Hemos hecho un café (no solo especial sino riquísimo) porque queremos seguir manteniendo contacto con nuestro entorno: proveedores, clientes, simpatizantes (algunos deberemos tener…). Y hemos diseñado su packaging porque somos buenos en eso. Y lo hemos convertido en mucho más que un mero obsequio comercial porque también somos buenos en estrategias de posicionamiento de marca; incluso cuando nos equivocamos y prevemos un impacto menor del que al final acaba teniendo.
Un Buen Café llega a tiempo para recuperarnos los unos a los otros. De momento, con mascarillas. O virtualmente. Por ahora. La tormenta pasará. Brillará el sol y podremos volver a reunirnos en persona para saborear un trato cercano, físico, humano. Mientras tanto, Un Buen Café hará la espera más llevadera y nuestras reuniones menos lejanas.
Un Buen Café sabe a esperanza. Como decíamos, llámanos nostálgicos, románticos o anticuados. Pero llámanos.