La COP25 es una cumbre mundial por el clima donde se reúnen los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Este año se celebró en Madrid. En principio, sirve para que se tomen decisiones políticas para frenar el cambio climático y disminuir emisiones de gases de efecto invernadero. ¡Ejem!
Todo esto ocurre en la Zona Azul de la cumbre, la zona de máxima seguridad. También hay una zona dedicada a la ciudadanía y enfocada la formación, a concienciar y debatir: la Zona Verde. Sin embargo, la Zona Verde estaba llena de stands de grandes multinacionales y fundaciones por el clima vinculadas a dichas compañías. Las charlas que se ofrecieron, también fueron a cargo de esas mismas empresas. Ninguna de ellas se encuentra entre las más comprometidas del planeta.
¿Zona green?
Lo que parece es que estaban ahí para hacer greenwashing. Para empezar, el Gobierno de Chile, con la ayuda del Gobierno de España, es quien ha organizado la cumbre. Y como en ambos países no solo no se cumplen los compromisos deal CMNUCC, y además se están vulnerando derechos humanos de manera sistemática, es de suponer que no les viene nada mal un poco de maquillaje verde. Igual que a las empresas invitadas.
Todo el mundo sabe (lo reconozca o no) que debemos hacer algo para frenar el aumento de la temperatura media del planeta. No solo la presión de los grupos ecologistas no para de crecer sino que la ciudadanía está cada vez más concienciada.
Algunas grandes marcas quieren mejorar y aportar soluciones. A otras, les gustaría hacerlo. En general, deberían hacerlo todas. Deberían estar liderando el cambio hacia la sostenibilidad. Ya existen marcas que lo hacen. En B Corporation , por ejemplo, se puede encontrar a unas cuantas. Más de 3.000. ¿A cuántas de ellas se invitó a la COP25?
Sin embargo, esta cumbre ha apostado por promover que ciertas empresas la usen para hacer acciones y campañas de (mal) marketing y lavar su imagen vinculándose a conceptos ecologistas. La mayoría de ellas no están liderando el cambio, sus medidas son insuficientes y, sobre todo, llegan tarde. Nos quedan sólo diez años.
¿Donde están las marcas comprometidas?
Cuando estas multinacionales para nada concienciadas dominan la Zona Verde (la zona ciudadana, la zona del debate, la zona de la pedagogía) no “es bien” para nadie. En primer lugar esas empresas patrocinadoras de la COP25 son, hoy más que ayer, un gran fake a ojos de todo el mundo. Y para más inri, su mera presencia daña profundamente la marca del evento. No puedes pretender cambiar el mundo sin dar espacio a quienes ya lo están haciendo, a quienes ya predican con el ejemplo. Y mucho menos pretender que el progreso esté liderado (y patrocinado) por algunas de las empresas más contaminantes del mundo. Puro (mal) branding.
Al final, todo lo que se ha hablado en la COP carece de valor. No se puede tomar en serio un evento cuyo contexto no es serio. Y sus conclusiones así lo demuestran: ningún compromiso, ninguna medida, ninguna avance.
Yo no soy tonto
La gente está harta de que le mientan. El consumidor quiere marcas honestas, transparentes, auténticas, valientes, transformadoras. Marcas que se construyan desde la verdad. Todos los estudios y análisis de hábitos de consumo lo demuestran. El valor del compromiso es una tendencia creciente en el mercado, en el branding, en el marketing, en el mundo.
Sabemos que no es fácil. No es la inercia del sistema. Y sin embargo, como decíamos, hay empresas que lo hacen porque creen. Si no lo crees, pues no pasa nada. Pero hacerlo porque “es lo que toca ahora”, pues no es honrado. El brand activism es algo más que una moda. El poder de una marca, como el del activismo, es creer.